"¡TE QUIERO!"
Estas líneas no pretenden ser una crónica. Tal objetivo ya se materializó con más objetividad que la que yo pudiera exigirme. Fernando Bueno, ss.cc. y Fernando Cordero, ss.cc. cumplieron perfectamente la función de reporteros. A mí me corresponde simplemente rememorar la experiencia vivida y dejar aflorar los sentimientos y emociones personales.
El pasado 2 de junio en la Parroquia “Virgen del Camino” de Málaga mi hijo Paco ratificó su consagración absoluta a Dios “en cuyo servicio quiero vivir y morir” en el acto de la Profesión Perpetua como miembro de la “Congregación religiosa de los Sagrados Corazones”.
Una nutrida presencia de hermanos y hermanas de la Congregación procedentes de Barcelona, Madrid, Sevilla, San Fernando, Málaga…, así como familiares y amigos arropamos a Paco en aquel momento decisivo de su vida.
Las emotivas y cariñosas palabras que Enrique Losada, Superior Provincial de la Congregación, le dirigió directamente en la homilía de la celebración eucarística hicieron reiteradas referencias a la carta en que Paco expresaba su voluntad de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Muy acertadamente Enrique comentó los textos bíblicos que previamente Paco había seleccionado para la ocasión.
En Isaías 43, 1-7 Yahvé se dirige a Israel: “No temas (…) te he llamado por tu nombre, tú eres mío”. La carta de Pablo (2Cor. 4, 5-10) evocó la imagen del alfarero tan querida y significativa para mi hijo: “El tesoro lo llevamos en vasijas de barro”. Procuró Enrique que todos los presentes fuéramos conscientes de la sutil diferencia que el breve diálogo entre Jesús y Pedro (Jn 21, 15-19) establece entre los verbos “amar” y “querer”. Su alocución sensibilizó más aún si cabe mi corazón, pero, sobre todo, motivó que evocase las incontables ocasiones en las que cualquier padre se dirige a los hijos con la expresión de Pedro: “¡te quiero!”.
Como padres, antes de que los ojos de Paco se abrieran a la luz, ya mi mujer y yo habíamos verbalizado innumerables veces nuestros sentimientos con un expectante ¡te quiero!
Imposible imaginar que treinta años después, al darnos la paz en la Eucaristía, mi hijo y yo nos fundiéramos en un intenso abrazo en el que espontáneamente las únicas palabras que, entrecortadas por la emoción, brotaron fueron ¡te quiero!
En el texto de Juan “querer”, alegaba Enrique, expresa la voluntad de “amar” en correspondencia al amor desbordante, inmenso del que ha entregado su vida como ofrenda día a día y en la Cruz.
En mi interior, como un destello instantáneo, fui desglosando todo lo que la expresión “¡te quiero!” condesaba en aquel momento:
Salvador Egea Solórzano
2 comentarios:
Me dejas sin palabras, Salvador. Precioso y bello texto. Os deseamos lo mejor para todos y cada uno de vosotros, que tanto testimonio evangélico aportáis a nuestro matrimonio y a nuestros hijos. Nosotros también os queremos.
Inolvidable el día que pasamos en Málaga, celebrando junto a vosotros y a la gran familia de los sscc el emotivo acto del compromiso de vuestro hijo Paco. Muy enternecedoras las palabras que os dirige vuestro hijo comentando que habéis sido sus maestros. Enhorabuena por vosotros, por ser como sois y por toda vuestra familia. Un abrazo Loa y Eugenio
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