miércoles, 12 de octubre de 2011

CRÓNICA DE UN ALDEANO.

CRÓNICA DE UN ALDEANO

            Habituado a trayectos interurbanos breves y rápidos el desplazamiento a  través de la SE-30 entre la sevillana barriada “Cerro del Águila” y el “Parque del Alamillo” me hizo constatar el amplio perímetro de la urbe.
            El amanecer del domingo 9 de octubre presagiaba lo que sería una jornada de inicio del otoño: cielos abiertos y temperatura que iría en aumento sin llegar al agobio del estío.
            No tenía referencia alguna acerca del “Parque del Alamillo”, así que cuando aparcamos los coches y nos fuimos adentrando en el recinto cercado, el largo itinerario hasta el lugar donde dispusimos instalarnos me abrió los ojos a la inmensidad del entorno.
            El Parque se extiende cuarentisiete hectáreas en la zona norte de la Isla de la Cartuja. Es un ámbito natural privilegiado. Inaugurado el 12 de octubre de 1993 cumple, por tanto, hoy dieciocho años. Ha alcanzado la mayoría de edad con una amplia oferta de servicios y actividades que enriquecen su ya de por sí valor inherente.
            El Parque es el hábitat de innumerables especies que configuran una flora y fauna de extraordinario atractivo ecológico.
            Centenares, tal vez miles de familias se congregan y distribuyen agrupadas el fin de semana por el inmenso tapiz, cobijadas a la sombra de chopos, álamos, olmos, encinas, pinos, algarrobos y tantas otras especies arbóreas.
            Hasta allí nos llevó la cita del “Colectivo La Leche” que organizaba a partir de las 13:30 h. la “Fiesta de la Lactancia Materna”.  Como rezaba la invitación la convocatoria era extensiva a “madres, embarazadas, padres, abuelos, profesionales de la salud y cualquier persona interesada por la lactancia materna. Los bebés son bienvenidos”.
            Mi hija Irene tenía la ilusión de que, al menos unas horas, los abuelos Puri y Salvador pudiéramos compartir la “fiesta” con Lolita, nuestra nieta.
            Realmente, al margen de otras consideraciones, fue estimulante conservar en nuestras retinas y oídos las imágenes y balbuceos de Lolita mientras jugueteábamos sobre la tela que, a modo de alfombra protectora, cubría la hierba. 

San Fernando 12 de octubre de 2011
Salvador Egea Solórzano


No hay comentarios: