Leo
la prensa escrita y virtual de manera selectiva. Con frecuencia no paso del
titular, si exceptúo artículos de opinión y crónica de algún acontecimiento o
suceso relevante.
Sin
embargo un dato, deslizado en la información facilitada por el INE (Instituto
Nacional de Estadística) fijó mi atención y, desde aquel momento, ha estado
martilleando mi cerebro.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEib8hY1TVwQqSerMsJpeV_QtgBTCCiOGccAnd3-lOcxxX_T9B_FfOefdL8mnawQ8t3ynLmI6T1ZjRmkVyji3dmB3UBwbOBBhUOrpcVlTkcWuPUgaLQLC76t-jThmAn8DDE1ZL2OxJ8GgTU/s320/Monjes-tibetanos-bonzo.jpg)
Intenté
precisamente, en un ejercicio imaginativo, recrear situaciones reales,
personalizar esos dígitos y porcentajes.
Esbocé
circunstancias, coyunturas que podrían haber abocado a estos trágicos
desenlaces.
De
las sombras surgieron fantasmas
infaustos y siniestros, todos ellos etiquetados, con diferentes modulaciones,
como fracasos personales.
El
proyecto generado con ilusión y esperanza yace roto: paro crónico, desahucios,
frustraciones, depresiones, violencia de género…, manifestaciones distintas de
impotencia y agotamiento.
Cada
suicidio es, sin duda, una tragedia personal, expresión amarga de propósitos
abortados.
Estadísticamente
“la subida es pequeña”, analiza
asépticamente el informe del INI. Me indigna esta frívola conclusión. Un único
suicidio es ya de por sí un gran fraude a la vida que hemos recibido gratuitamente
como don.
Cuestiono
que todo quede reducido al ámbito privado. Me interpelo por la parte de
responsabilidad colectiva que encubren estas decisiones personales.
Aflora
a mi mente: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?” (Gen 4,9), grito aciago, expresión
de la más absoluta insolidaridad.
Con
certeza tendremos que esforzarnos en restaurar nuestro endurecido corazón de
piedra, pero hemos de afanarnos sin tregua por transformar estructuras, normas,
resoluciones, establecidas y dictadas para mantener un “status” de ficticia armonía en detrimento siempre de los más
desfavorecidos de la sociedad.
Salvador Egea
Solórzano
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