Enmudeció
la euforia. El silencio se hizo
pesadilla. Terminó en Brasil el debut de la selección española de fútbol. La
luminosidad de la tarde cedió espacio a la noche y las ilusiones se
desvanecieron.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKvC_QSWgj1XVHq1RuiRCvwiMM7DlJ7Bx9jWrqqlMjm3REeH_FP2VrEUmyhUiqy-zBSpeMJIBOFc293mYPJW2tEaTtdwM8sf8dJOCfK4LA73eUY1Q_w8V7Ilat1P0Ilwr_Ay8_Hco3XJM/s1600/2014_1_14_08OuJ9DZBc9Krrg0jqLHL4.jpg)
No
juzgo si es utopía, oportunismo o demagogia, pero en la plataforma www.change.org circula una petición
solicitando a la “Roja” la donación de parte de la prima del mundial en
beneficio de los comedores escolares en verano.
La
noticia de la cuantía de la prima pactada con la Federación de fútbol
tras la fase de grupos, el acceso a finalista y el premio por levantar de nuevo
la Copa del
Mundo fue publicada, entre otros medios, por el periódico digital “El
confidencial” en su edición del
pasado 4 de junio.
En
dos días la petición de la plataforma alcanzó la cifra de 188.679 firmantes.
Claro
que si reflexionamos sobre la situación de precariedad y cohesión social en
nuestro entorno nos viene vertiginosamente a la memoria el “Informe
Foessa, Análisis y Perspectivas. Precariedad y Cohesión social”. No tiene
por qué ser la selección española de fútbol el centro de la diana o estar en el
punto de mira exclusivo con el que pretendamos transformar la realidad.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBG9xhs4o9uQvjASYLjbImp0pZtplUti3uumQQSn4rLgfhkDGX2sK41MCuunDToJrwPFC2vF6rIwDzniQjgEwZWqACuXHAS1sqD3l-eqi1ZJtNd935cp8y65ESuabwG4I0QtmsbwltVmo/s1600/PAPA+FRANCISCO+I.png)
Lo
inadmisible es que informaciones que denuncian esta situación y que ocupan titulares en los medios y algunos
comentarios eventuales, pasados unos días, queden relegados a las hemerotecas y
no se llegue a dar solución equitativa a los problemas que plantean.
Cuando
un mínimo de sensibilidad permite percibir la objetividad que reflejan las
palabras; lo que, más allá de ellas, observamos en las mismas coordenadas en
las que se desarrolla nuestra vida, es absurdo pretender encubrir
la situación, tratando de ensombrecer su existencia.
“Hacer visible la pobreza genera discriminación”,
se oyó en un parlamento
regional que debatía mantener durante el verano la subvención a los
comedores infantiles. La repuesta que obtuvo tal declaración fue categórica: “Lo que quieren las familias afectadas es precisamente que se visibilice
el problema y que se le dé solución”.
España
es el segundo país de la UE
con más pobreza infantil, denunciaba “La
Vanguardia” en edición digital el pasado 25 de Mayo.
El
programa “En
un mundo feliz” en Radio 5 delataba unos días más tarde, el 31 de Mayo, que
200.000 niños en España, no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado,
cada dos días.
Tal
cúmulo de informaciones, de datos objetivos, contrasta con la frivolidad con
que, en ocasiones, derrochamos y nos dejamos seducir por lo superfluo:
“260 vuelos privados llegarán a Lisboa el sábado con entrada reservada a 4.500
€”.
Era
la final de la “Champions league 2014”, jugada en la capital portuguesa por los
dos equipos madrileños de fútbol el 24 de Mayo.
Siento
chirriar el armazón de mi conciencia.
Salvador
Egea Solórzano
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