miércoles, 25 de abril de 2012


“AÑADIR VIDA A LOS DÍAS…”

Me fascinan la creatividad y el ingenio en cualquiera de sus expresiones técnicas o artísticas. En literatura admiro la capacidad para generar argumentos que el novelista desglosa capítulo a capítulo y el poeta vierte en los versos del poema.
No soy, sin embargo, propenso a la lectura del género novela. Prefiero el ensayo, las tesis, frutos de la investigación, el análisis, la reflexión y el estudio.
Admito mi desinterés e indolencia para adentrarme en el mundo de lo irreal y fantasioso.
A veces, no obstante, hago una excepción.
El último libro recién leído me ha conquistado desde las primeras páginas, como ha cautivado a los lectores del país de origen, según testimonio en la sobrecubierta y que lo han erigido en auténtico best-seller.
Tal vez sea porque no se trata de un relato anovelado. Todo es real, sorprendente y dolorosamente real, sin concesión alguna a la imaginación y la fantasía.
El título de la versión castellana “Llenaré tus días de vida” me ha parecido más expresivo y elocuente que el original “Deux petis pas sur le sable mouillé”.
La narración directa, autobiográfica de la novel escritora Anne-Dauphine Julliand incide, penetra y se asienta en el corazón del lector más crítico y exigente.
En este caso no hay argumento que desglosar. Es la vida misma la que va discurriendo día a día en las páginas del libro.
Leucodistrofia metacromática, enfermedad grave degenerativa que afecta a la mielina de las neuronas, que progresivamente carcome el sistema nervioso y cuyo desenlace es la muerte prematura de quien la desarrolla y padece.
¡Qué entereza y que enorme lección de superación es la que admiramos en esta madre que relata su experiencia como testigo del proceso que ineludiblemente conduce a su pequeña princesa Thaïs hacia un final trágicamente determinado!
¡Cómo enaltecer su coraje, capaz de transformar cualquier asomo de desaliento en actitudes positivas al descubrir que también la recién nacida Azylis es portadora de la enfermedad!
“Añadir vida a los días cuando no podemos añadir días a la vida”. He hurtado esta expresión del texto porque expresa y simboliza con absoluta exactitud todo lo que Anne-Dauphine, como madre, ha ido explicitando cotidianamente en relación con sus hijas.
Pero, al mismo tiempo, he caído en la cuenta que tan pocas palabras marcan y delimitan el objetivo que hemos de perseguir quienes ya hemos ido superando etapas y presentimos que no es posible soñar sin despertar.
Los días no pueden desprenderse de la vida como hojas caducas y estériles. Sin embargo la fecundidad no se manifiesta necesariamente en la multiplicidad de actividades cuando éstas languidecen en pura rutina.
Anne-Dauphine Julliand hizo fecundas sus largas horas junto a Thaïs. No hay ningún secreto. “Lo que es insostenible es el vacío del amor. Cuando se ama y se es amado, todo es soportable. Hasta el dolor. Hasta el sufrimiento”.
“Thaïs está privada de todo. No se mueve, no habla, no oye, no canta, no ríe, no ve. Ni siquiera llora. Pero ama. Sólo hace eso, con todas sus fuerzas”.
“Añadir vida a los días” es amar y ésta es la reflexión que extraigo de la lectura del libro. Poco importan ya los meses y los días que tengan los años que resten por vivir. “No podemos añadir días a la vida”. Pero si me es posible vivir intensamente cada día, amar intensamente y así “añadir vida a los días”.

Salvador Egea Solórzano