Nos resistimos a admitir que un día cualquiera la muerte se
encargue de poner término a este sueño que es la vida, valga la alteración del
texto de nuestro ilustre Calderón.
Aun convencidos del ineludible desenlace final no es extraño
escuchar ante el fallecimiento de un familiar o amigo: “Nos hemos quedado de
piedra”.
Hoy me han notificado la muerte de José Luis, compañero con
quien he convivido profesionalmente durante más de dos décadas.
Los recuerdos se han agolpado en mi memoria. Años y años
participando en el mismo equipo de gestión del CEIP “Arquitecto Leoz” en San
Fernando (Cádiz).
“Salvador, tienes que asumir la dirección del colegio”, me
incitaba en un momento crítico de renovación del Equipo Directivo.
En mis encuentros con antiguos alumnos indefectiblemente me
preguntan por José Luis. Dejó huella en el alumnado, que recuerda excursiones,
actividades extralectivas, amén de a su
profesor de matemáticas. Años de la
E.G .B., en los que en las escuelas permanecían los alumnos
hasta los catorce, algunos hasta los dieciséis años. Campechanía, buen humor,
sintonía con el alumnado, receptivo con los padres…, pionero en la implantación
de la informática en el colegio desde la secretaría, cuando la mayoría de los
profesionales éramos analfabetos en las nuevas tecnologías, especialista capaz
de subsanar cualquier desperfecto que pudiera interrumpir el ritmo cotidiano,
de montar un decorado e instalar todo el equipo megafónico para las ocasiones,
cuando alguien como yo, a lo más que llegaba era a pulsar el interruptor.
Su colaboración desinteresada en la celebración del 25º
Aniversario de la inauguración del colegio, una vez prematuramente jubilado
por enfermedad, fue notabilísima.
Gracias a su disponibilidad y maestría se editó el DVD “25º Aniversario”.
El destino ha determinado que en este trance último que es
el paso a la eternidad me hayan precedido los dos compañeros, Paco M. Mainé y
José Luis Sánchez, más jóvenes que yo, con los que he compartido tantos años de
ilusiones, trabajo, esfuerzo, creatividad, afán de superación y sobre todo
amistad.
¡Descansen en paz!
Salvador Egea Solórzano
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